Por: Don Juan de los Palotes
Obviamente preocupados por las pencadas del penco, gente de su mismo elenco piden que sea examinado.
Quieren saber si es tarado o si solo se hace el loco.
Si fue que él estudió poco o si le dio meningitis, sí fue una peritonitis o que se “comía lo moco”.
se necesita un estudio de manera indispensable sobre este ser despreciable que solo inspira repudio.
Tal vez solo es el preludio del final de esa pandemia, que la falta de academia y el exceso de confianza, fue inclinando la balanza al dolo y a la blasfemia.
Aunque el único animal que habita allí no es Gonzalo, dicen que este pejepalo y el procurador fiscal sí llegaron a estudiar no fue en lugar conocido, como tampoco el ungido, ni la diva de los dientes, ni Temo, ni su asistente, ni aquel vocero bandido.
Ya se le pidió a un loquero que venga a hacerle un examen, antes de que se lo mamen sus mismitos compañeros.
Siendo hijo de un zapatero y una que cose solapas, si este hombre se destapa con más cuartos que Quirino, no habría que ser adivino para saber que algo tapa.
Y es que el nivel académico de Danilo y de Gonzalo, no es solamente el más malo, sino también que es endémico.
A más de un fallo sistémico del proceso educativo, ese penco jiedevivo y el pastor que lo acarrea, no han superado la aldea de la cual habrían salido.