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Por: Jorge Eligio Méndez

Múltiples interrogantes conmocionan la conciencia humana por el inusitado impacto de flagelación humana que ha llevado a un impredecible confinamiento global lacerante resultante del Coronavirus y su incesante estrago que modifica estancos comportamientos de la macroeconomía, con verificación de declive financiero preocupante y distorsión emocional en la salud física y mental de la vida humana.

La perspectiva muestra un panorama donde solo el valor del dinero no salva, en el sentido de que con el COVID’19 la fama queda encerrada, vence el poder político con la fuerza inspiradora del “distanciamiento social” que resta el espíritu solidario cuando la bondad parece también quedar confinada por la soledad del que muere sin parientes en cercanía.

La tecnología es la gran vencedora. Su poder se impone y lleva consigo al enclaustramiento de la religiosidad. El culto devocionario toma ámbito de solidaridad desde la hegemonía de la soledad del celebrante al perderse el interés de “aglomeración” para gestar distanciamiento inteligente.

El telón de las grandes potencias mundiales ha bajado de sintonía y quedado al desnudo un sistema sanitario colapsado que lleva a una encrucijada el desvelo del orgullo.

Cada quien, por analogía, está realmente en su lugar; aún quien defiende primero la vida por encima de la economía; quien busca garantizar empleos, sin sacrificar la decencia con la orgiástica subsidiaridad del clientelismo político.

Queda demostrado que por más armamentismo, por más oro negro que se posea y por más bóvedas repletas de dinero, la mayoría de países de las élites del poder están “encueras” por la debilidad de su sistema sanitario y una economía fuerte desacreditada cuando no tiene mecanismos tangibles para la conservación sostenida de la salud de su gente; sobresaliendo:

1.- La conexión de fronteras infranqueables demuestra la inexistencia de más de una cultura. En eje ecosistémico solo existe el predominio de la Cultura Humana. La “Teoría de Cielo Abierto” del Psiquiatra psicoanalista y estructuralista Jacques-Marie Émile Lacan, quien avala la “Lógica del Significante” desde el ángulo de la Filosofía y la Política como “garantía de la mirada del otro” a través del “Estadio del Espejo”. Con el Coronavirus se vuelve a la integridad sistémica. Lo que sucede a uno preocupa al otro. Lo viral no lo engendra el ambiente, lo lleva encima y lo contagia el contacto humano. Un virus que no requiere Pasaporte ni visado. Se exporta y se importa como arma biológica que pasa el rigor migratorio sin poder aducirse vulneración a políticas del contrabando. Hoy, al parecer, se ama lo que se aprecia y desprecia lo que se ama.

2.- El nuevo nombre de la solidaridad hoy se asume como conectividad. La Teoría del Desapego toma fuerza inusitada. Se promueve ante el COVID’19 tomar como armadura la “apatía emocional”, castración de la “interacción social”. Lo ideal queda sepultado por lo real al volver a la automutilación implicativa por el “aislamiento progresivo”. Está explícita la “impotencia y la confusión” ante fenómeno del desarraigo de la “autosuficiencia”. Esa Ley de Desapego implica que:

a).- Cada quien es responsable de sí mismo. Quien se cuida a sí mismo, cuida al otro.

b).- Cada quien debe aceptar vivir el presente, asumiendo la realidad para protegerse asimismo y a los demás.

c).- Cada quien conserva saludable libertad, pero valorando preservar integridad y salubridad ajena partiendo de la propia.

d).- Cada quien debe reconocer que la persona nace, crece, se desarrolla y muere.

3.- Los desafíos adrede que agreden y degradan la naturaleza y la biodiversidad generan choques ecatológicos que refuerzan y reafirman la Fe en Dios como Ser Superior Unigénito Perfecto. se visualiza desequilibrio temporario cuando el Coronavirus genera “desvinculación” de la familia, desarticulación impactante que castiga con la ausencia hasta la sepultura del muerto.

4.- En momento epidémico subyace la fama, el poderío político, social, religioso, económico y financiero junto al poderío armamentista. No hay vencidos ni vencedores. Toma hegemonía el Principio de Igualdad. La muerte no discrimina entre pobres y ricos ni entre feos y bellos. Todo vuelve a la “Teoría de la Relatividad” de Albert Einstein.

5.- El Principio de “Vejez Venturosa» en la “Teoría del Desarrollo”, de Robert James Havighurst, conlleva “elevado respeto por si mismo”, “estar satisfecho de la vida” y tener “consideración por los demás”.

El valor de la vida es inconmensurable.

Hoy, donde se construían muros, se ansían puentes; donde la fragilidad de la vida depende de un ínfimo hilo conductor donde las emociones perturban y las lágrimas alejan; pues el flujo de líquidos “geles” se vuelve inconvexo y la mirada desgarradora aísla.

La pandemia del COVID-19 ha puesto en jaque la estructura del poder político; pues con el cierre de aeropuertos, puertos marítimos y cierre de fronteras se ha concretizado la interrupción nunca vista de la actividad turística, de remesas, etc.

En fin, hoy se pasa de la “bipolaridad al policentrismo; de la transformación de correlaciones de fuerzas intrarregionales” a un nuevo escenario internacional de desintegración del orden, aun cuando por la tecnología digital haya todo un sistema mundial conectado.

Se vive el equilibrio del terror como impacto del COVID-19, con gobernanza global amenazada, el tejido económico colapsado y los avances de la Medicina en “stress” mientras procura vacunas o fármacos para prevenir y curar el Coronavirus.

Noah Harari lo ha expresado que hay que actuar globalmente con conciencia plena de un trabajo mancomunado y cooperativo; “con monitoreo ambiental (biológico, químico y nuclear)”.

Por Dr. Jorge Eligio Méndez abogado, Catedrático, Juez Suplente del Tribunal Superior Electoral, Administrador General de CoopHerrera

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