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El gran cambio que estos días de confinamiento está trayendo a nuestras vidas es el teletrabajo: decenas de miles de personas están adaptando la oficina a su vivienda para no interrumpir su vida laboral (muchas otras no pueden). Pero indudablemente, privados de la posibilidad del paseo, la visita al bar o al cine, concierto o museo, también procrastinamos más. Las teleoperadoras ya han pedido un uso responsable de la red para no provocar cortes y colapsos y el tráfico de YouTube ha subido, según la empresa de monitorización digital Sandvine, un diez por ciento a nivel global.

YouTube es, precisamente, un gran lugar para el tipo de procrastinación del que vamos a hablar hoy. Porque mientras en plataformas como Netflix, HBO o Movistar uno se entrega al consumo de series, documentales, películas y en general productos que han sido diseñados para nuestro entretenimiento, solaz y relajación, YouTube es un tótum revolútum donde recalan aquellos que se entretienen y se relajan con cosas mucho más raras, impopulares y especiales.

Hemos hablado con algunos de ellos para que nos cuenten qué cosas son esas que prefieren ver antes que la nueva temporada de la serie más popular del año. Seguro que todos podemos sentirnos identificados. Todos tenemos, al fin y al cabo, una afición un tanto extraña que nos desmarca de eso tan molesto y a la vez reconfortante llamado «las masas».

Gente que cuenta cómo fue su experiencia trabajando en una marca (Raquel, editora de guías de viajes residente en Barcelona)
«No es ni de lejos el contenido más extraño que se encuentra en YouTube, pero me chiflan los vídeos de ‘Mi experiencia trabajando en…’, especialmente en su subgénero de grandes cadenas de ropa y en Inditex. Lo que más disfruto, en realidad, no es cuando cuentan los trapos sucios de cada tienda o los problemas que hayan tenido con sus jefes y encargados, sino cómo relatan el proceso por el que consiguieron el trabajo: qué pusieron en el currículum, cómo fue la entrevista y todo lo relativo a las condiciones laborales, el contrato y los horarios. Cuando cuentan cómo resolvieron algún pequeño examen de personalidad o cómo salieron adelante en alguna dinámica de grupo lo celebro especialmente. Me gusta porque relatan experiencias laborales que probablemente nunca viviré, porque muchos son pequeñas historias de triunfos personales en sí mismas y porque permiten ver cómo funciona el otro lado de lugares que frecuentas como usuario o consumidor. También me fascina y sorprende que muchos tengan auténtica veneración por la marca para la que trabajan. Que para mucha gente trabajar para Oysho, o Starbucks, o McDonalds sea un logro vital me hace pensar en la mística que ponemos en un nombre. Naomi Klein rabiaría».

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