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Por: Guillermo Caram

Como me he inscrito en la necesidad de normalizar el funcionamiento de nuestra economía, me considero en el deber de advertir el riesgo que representa que se efectúe sin disponer de los imprescindibles protocolos sanitarios.

Esto así porque mientras se ha dispuesto la reapertura a partir de mañana, hasta anunciarse la reincorporación al trabajo de más de medio millón de trabajadores, todavía no se conocen los protocolos que deberán seguir las empresas para sus procesos de producción y/o prestación de servicios al público.

Más aun teniendo en cuenta que el presidente Medina, en su discurso del pasado domingo 17, cuando se refirió a los protocolos imprescindibles para una reapertura económica organizada y con seguridad sanitaria, lo planteó como algo futuro.

Citamos tres expresiones del presidente:

“En todos los sectores, sin excepción, la vuelta al trabajo irá acompañada de la aplicación de protocolos obligatorios de prevención”. Note el futuro del verbo ir

“…un protocolo general…se ha estado preparando” construcción en gerundio que implica un presente continuo que no ha finalizado.

Al hablar de protocolos específico señaló que “Los detalles de cada uno de estos protocolos serán hechos públicos puntualmente por la Comisión de Alto Nivel en las próximas horas”. Todavía no conocemos ninguno

Si los Protocolos todavía hoy no se conocen, o si se precipitan su consideración, no es posible que las empresas tengan tiempo para prepararse adecuadamente para comenzar a trabajar desde mañana.

Una apertura descontrolada, no programada ni organizada, puede traer consecuencias graves: que las empresas abran sin parámetros de referencia sanitarios a cumplir con el consecuente posible aumento del número de contagios y agravamiento de la crisis sanitaria.

Y el abono del clima de desorden que ya se ha manifestado en otras áreas del accionar gubernamental contra la pandemia, como, por ejemplo, en el cumplimiento de la cuarentena y toque de queda; con las repercusiones sociales y políticas perjudiciales para el mantenimiento de orden público.

Más aún en vista que en la propuesta gubernamental de apertura se plantean otros aspectos que requieren definiciones previas.

Es el caso de los porcentajes de puestos que deberían laborar según el tamaño de las empresas y la necesidad que estas tienen para operar dentro de un punto de equilibrio, sin pérdidas, para animarse a producir.

Reclamamos del gobierno que defina, programe y organice, adecuadamente, la imprescindible reapertura de nuestra economía para evitar retrocesos sanitarios y poder normalizar satisfactoriamente la vida de los dominicanos.

 

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