Por: Pablo McKinney
Más de 262 personas intoxicadas y por lo menos un centenar de fallecidos por consumo de bebidas alcohólicas adulteradas con metanol son demasiada intoxicación y demasiados muertos.
Ante el drama social, sanitario y humano que esto representa, han sonado las alarmas y, en apenas horas, ya sabemos que Pro- Consumidor conoce el dato de que el 95 por ciento de los negocios saben cuándo están vendiendo bebidas adulteradas porque, entre otras razones, el margen de beneficio es muy alto, y lo refleja la factura; como también sabemos que la DNCD lleva un pormenorizado control de quién vende o compra metanol en el país. Pero hay más… y no en El Show.
La tragedia por mortal y repetida ha provocado que la DGII nos recuerde su gran acierto de crear hace unos años, y fruto de otro escándalo pero de ron falsificado, un sello de trazabilidad para cada botella, y la aplicación REVISATE que con una foto al sello de la botella permite confirmar su autenticidad.
A los dominicanos siempre nos ocurre igual: Después del robo llegan los candados; como en esta ocasión, después de la tragedia han surgido las informaciones con el aporte que cada institución ha hecho o puede hacer para detener tanta muerte, no antes.
Así son los países cuando no tienen la debida fortaleza institucional, y padecen altos niveles de corrupción. El escándalo llega a las redes, suenan las alarmas, y en pocas horas toda agencia que en el Estado tiene que ver con bebidas adulteras o falsificadas dice: “Estoy aquí…”, en plan rosario Flores.
Aunque bueno sería preguntar (aunque uno sepa la respuesta), por qué si se conoce el RNC de la empresa o el nombre y apellido de todo el que en el país compra metanol; si se sabe que el 95% de los que venden bebidas alcohólicas adulteradas están conscientes de que están vendiendo el veneno; y si hace varios años que toda bebida alcohólica que se vende en el país tiene un sello de trazabilidad que permite ubicarla, y una aplicación para saber si es falsificada, entonces ¡cómo c… ha podido ocurrir este festival de muertos, esta diabólica sonrisa de la parca!
A todo esto era que a lo que uno se refería cuando -desde hace ahora mil años- hablaba de corrupción generalizada, celebrada impunidad y arrabalización institucional. ¡Que entre supervisores te veas!
Pablo McKinney
pablomckinney@gmail.com
Más de 262 personas intoxicadas y por lo menos un centenar de fallecidos por consumo de bebidas alcohólicas adulteradas con metanol son demasiada intoxicación y demasiados muertos.
Ante el drama social, sanitario y humano que esto representa, han sonado las alarmas y, en apenas horas, ya sabemos que Pro- Consumidor conoce el dato de que el 95 por ciento de los negocios saben cuándo están vendiendo bebidas adulteradas porque, entre otras razones, el margen de beneficio es muy alto, y lo refleja la factura; como también sabemos que la DNCD lleva un pormenorizado control de quién vende o compra metanol en el país. Pero hay más… y no en El Show.
La tragedia por mortal y repetida ha provocado que la DGII nos recuerde su gran acierto de crear hace unos años, y fruto de otro escándalo pero de ron falsificado, un sello de trazabilidad para cada botella, y la aplicación REVISATE que con una foto al sello de la botella permite confirmar su autenticidad.
A los dominicanos siempre nos ocurre igual: Después del robo llegan los candados; como en esta ocasión, después de la tragedia han surgido las informaciones con el aporte que cada institución ha hecho o puede hacer para detener tanta muerte, no antes.
Así son los países cuando no tienen la debida fortaleza institucional, y padecen altos niveles de corrupción. El escándalo llega a las redes, suenan las alarmas, y en pocas horas toda agencia que en el Estado tiene que ver con bebidas adulteras o falsificadas dice: “Estoy aquí…”, en plan rosario Flores.
Aunque bueno sería preguntar (aunque uno sepa la respuesta), por qué si se conoce el RNC de la empresa o el nombre y apellido de todo el que en el país compra metanol; si se sabe que el 95% de los que venden bebidas alcohólicas adulteradas están conscientes de que están vendiendo el veneno; y si hace varios años que toda bebida alcohólica que se vende en el país tiene un sello de trazabilidad que permite ubicarla, y una aplicación para saber si es falsificada, entonces ¡cómo c… ha podido ocurrir este festival de muertos, esta diabólica sonrisa de la parca!
A todo esto era que a lo que uno se refería cuando -desde hace ahora mil años- hablaba de corrupción generalizada, celebrada impunidad y arrabalización institucional. ¡Que entre supervisores te veas!